En septiembre de 1998, Hole publicaban su tercer disco, Celebrity Skin, sorprendiendo a todo el mundo con un sonido mucho más melódico y pulido que el más rabioso de los dos primeros. 24 años después, Starcrawler parecen haber tomado ese trabajo como referencia para confeccionar también su tercer álbum.
Ya en su anterior trabajo, Devour You (2019), la banda de Los Angeles apuntó que no quería encasillarse en el punk rock garajero con algunas canciones en las que sobrevolaba la influencia de Fleetwood Mac, pero en She Said, su debut para la multinacional Big Machine, han ido todavía más lejos rindiendo su propio homenaje al pop rock californiano clásico como en su día hizo Courtney Love.
Si bien, el disco empieza con la cortante ‘Roadkill’, pensada para liarla en directo, bien pronto dan un giro al volante y nos adentramos en un terreno más pop.
El tema titular, ‘She Said’, sube el nivel con un riff algo nirvanero y un estribillo delicioso que para y arranca, y tanto ‘Stranded’ como ‘Broken Angels’ podrían interpretarse como un intento por escribir su propia ‘Malibu’, con una Arrow de Wilde adaptando un registro más melódico entre Courtney y Shirley Manson, y la banda bajando las revoluciones, mientras que ‘Thursday’ ofrece un power pop cercano a The Go-Go’s.
Si en su primera mitad, el disco roza el notable, en la segunda se deshincha un poco. Los temas, aunque también disfrutables, suenan algo genéricos, como ‘Jetblack’ con su rollo más Blondie, pero donde acaban sonando a The Sounds, o ‘Midnight’ o ‘Better Place’ adornadas guitarras acústicas y slides de corte country rock. La más animada ‘True’ y la rockera ‘Runaway’ tampoco consiguen agarrarte como deberían.
Producido por Tyler Bates (Marilyn Manson, Jerry Cantrell), She Said es como un chicle que te refresca la boca al momento, pero acaba perdiendo sabor a medida que lo masticas. Y es que hacer un disco lleno de hits, no es tan fácil como parece. Ni siquiera para una banda con tanto potencial como esta.
JORDI MEYA