Seguramente, hasta el propio equipo detrás de la versión cinematográfica de Superlópez pueda entender que los fans más acérrimos del cómic creado por Jan, nos sintamos algo decepcionados con esta adaptación.
El problema principal radica en que la película es una interpretación muy libre del cómic y se nos hace raro ver ciertas situaciones -como la relación entre Luisa y Juan o como el propio Juan deja enseguida al descubierto su personalidad de Superlópez- están más al servicio del guión que de mantener fidelidad a las historietas que todos los seguidores tenemos en mente.
Dicho esto, la película funciona desde el inicio, aunque se echa en falta en algunos momento algún toque más gamberro; algo que esperábamos viendo el currículum tanto de su director Javier Ruiz Caldera –ya va siendo hora de que reivindiquemos como se merece Spanish Movie-, como de los guionistas Borja Cobeaga y Diego San Jose con títulos a sus espaldas como Pagafantas u Ocho Apellidos Vascos, el gran taquillazo del cine español de estos últimos años.
La elección de los actores es uno de los grandes aciertos. Pese a la polémica que suscitó, Dani Rovira cuadra bastante el espíritu del personaje, y tanto a Alexandra Jimenez, que lo borda como siempre, o Julián López, Pedro Casablanc, Gracia Olaño o, un recuperado para el cine, Ferrán Rañe, consiguen dar el nivel necesario para que estemos hablando de que la película pueda superar, en algunos momentos hasta con nota, el ambicioso objetivo de llevar a Superlópez a la pantalla grande.
Los efectos especiales -algo básico en una película de superhéroes, ni que sea uno tan descacharrado como Superlópez-, pese a estar a años luz en presupuesto de las superproducciones americanas que nos invaden año tras año, aguantan el tipo perfectamente y logran conjuntar una película al alcance y disfrute de todo tipo de personal y edades.
Algo aséptica, pero entretenida, esperemos que el éxito que de momento está en taquilla dé para plantearse una secuela. Aunque le pediremos algo más de fidelidad y desmadre. Esperemos que ese guiño que hay al Señor De Los Chupetes, pueda ser indicativo de esa segunda parte.
RICHARD ROYUELA