No sé que mosca les habrá picado a muchos grupos para que se hayan lanzado en tromba a grabar discos de versiones. Un tipo de obra que estaba relegada a un segundo plano comercial, pero que parece estar viviendo un pequeño auge en los últimos tiempos.
A ejemplos tan sonados como los de Weezer, Billie Joe Armstrong de Green Day, Qverno o Monster Magnet, quienes también lanzarán en breve su propio cover album, hay que sumar a The Black Keys. Aunque al menos en el caso de la pareja de Akron parece que hay cierta justificación en ello.
Una vez finalizada la gira de presentación de Let’s Rock y con la intención de reconectar y homenajear a sus raíces e ídolos de cabecera, Dan Auerbach y Patrick Carney se encerraron durante dos días en el estudio del primero (los Easy Eye Sound de Nashville) para grabar una serie de piezas originales de referentes del blues como R. L. Burnside, John Lee Hoker o Junior Kimbrough. Para ello, contaron con la ayuda de dos perros viejos en la materia como son el guitarrista Kenny Brown y el bajista Eric Deaton, ambos miembros de los grupos de acompañamiento de Burnside y Kimbrough respectivamente.
Sobre el papel Delta Kream se presenta como un álbum sincero y de aspecto casi improvisado. La producción ayuda a generar esa sensación de estar escuchando a un grupo de colegas que han decidido quedar en el local, abrir unas cervezas y pasar la tarde tocando algunas de sus canciones preferidas. Cuentan que tan solo les llevó unas 10 horas grabarlo y se nota que no necesitaron de muchas tomas para darle el visto bueno. A pesar de que las adaptaciones de clásicos como ‘Crawling Kingsnake’, ‘Going Down South’ o ‘Sad Days, Lonely Nights’ están ejecutadas con la maestría de unos tipos que dominan el género, también se cuela algún cierre un tanto chapucero. Lo cual acaba dándole su encanto incluso.
Entonces, ¿dónde está el problema? Pues en que The Black Keys se han acercado a esta serie de temas con mucho respeto. Quizás hasta demasiado. Es obvio que el blues es una de sus principales influencias, pero si por algo se han hecho un nombre en el panorama, en parte es porque en su momento supieron modernizarlo a través del garage, igual que hicieron The White Stripes. Por contra, aquí las revisiones carecen de distorsión y dinamismo, haciendo que el conjunto se vuelva un tanto tedioso a medida que van pasando los cortes. Apenas ‘Poor Boy Long Way From Home’, ‘Coal Black Mattie’ y ‘Do The Ramp’ inyectan algo de sangre.
En otras palabras, a no ser que seas un verdadero aficionado al blues (y parar ser honestos, dudo muchísimo que el seguidor medio de The Black Keys lo sea), enfrentarse a un álbum como Delta Kream se puede hacer un tanto cuesta arriba. Y aunque por momentos es disfrutable, estoy seguro de que Auerbach y Carney se lo habrán pasado mejor grabándolo de lo que tú lo harás escuchándolo.
GONZALO PUEBLA