Hay grupos que por su características nunca estarán destinados a cambiar el curso de la historia, ni a acaparar portadas de revistas, o llenar grandes estadios. Y sin embargo, su mera existencia se hace tan necesaria que el día que ya no estén dejarán un enorme vacío. Sin duda, The Capaces son una de ésas bandas.
Por eso mismo es de celebrar que los barceloneses hayan rectificado en su intención de poner un punto casi final a su carrera con lo que tendría que haber sido la publicación de Zoetrope y un consiguiente tour de aniversario para conmemorar sus 20 años de andadura. Aunque sea por una vez, la maldita pandemia ha tenido un efecto positivo para que, como nos confirmaron Martillo y Cleve en una entrevista que publicaremos en breve, podamos seguir disfrutando de su punk ‘n’ roll híper acelerado durante mucho más tiempo.
Su séptima criatura destaca por ser la primera de su carrera con una temática conceptual. A pesar de que no llega ni a la media hora de duración, es todo un viaje alrededor de lo que supone la existencia vital de una persona a un ritmo trepidante. Como ya viene siendo norma en sus trabajos más recientes, la instrumental ‘Daedalum’ apunta a esos primeros y tímidos pasos de la niñez, hasta que te subes a ‘The Wheel Of Life’ y el torbellino ya no se detiene hasta que te bajes en la parada final. Como la vida misma.
Por supuesto, viniendo de ellos la furia y la velocidad siguen estando a la orden del día, pero la experiencia adquirida a lo largo de los años ha hecho de The Capaces un animal más dinámico de lo que era en sus inicios. Sigue habiendo mucho de punk (‘Insight’, ‘Primitive’), aunque esta vez la balanza se inclina ligeramente hacia el rock and roll, como se puede apreciar en la redonda ‘Burning The Days’, cuya introducción vocal con unas pulsaciones más clásicas confirma la culminación de su particular evolución.
Aquí hay que hacer especial hincapié a la hora de hablar de Martillo, una mujer que parece haber alcanzado su momento de plenitud absoluta como cantante. El despliegue de registros del que hace gala (rasgados, agudos, melódicos…) es gestionado con una naturalidad pasmosa, ya sea para aplastarte como una miserable hormiga en ‘The Fall’ o embrujarte con ‘The Devil’s Wheel’ antes de que ‘Solstice’, otra corte instrumental de tintes épicos, cierre el círculo vital para volver a comenzar de nuevo.
Cada seguidor tendrá su opinión, pero personalmente me atrevería a afirmar que Zoetrope termina por completar un trilogía redondísima, junto a los anteriores For Good y Rawness, con la que The Capaces podrían despedirse tranquilamente si así lo deseasen. Afortunadamente, estoy convencido de que en un futuro no muy lejano vamos a ver como la superan con creces.
GONZALO PUEBLA