El segundo álbum de los australianos The Chats ha llegado envuelto de una expectación y recibiendo muy buenas críticas, algo nada habitual en una simple banda de la escuela ramoniana como ellos. Por si fuera poco, en noviembre van a ser los teloneros de Guns N’ Roses en su gira por Oceanía.
¿Y todo esto por qué? Pues simplemente porque en 2017 su single ‘Smoko’ se convirtió en un hit viral, y desde entonces han caído en gracia entre la realeza del rock, desde Josh Homme, a Alex Turner de Arctic Monkeys, a The Strokes, con quien ha estado de gira. Hasta las hypeadas Wet Leg han grabado recientemente una versión del tema para el programa ‘Live A Versión’ de la radio nacional australiana Triple J.
Por eso lo mejor que puedo decir de Get Fucked es que suena como si nada de eso hubiese ocurrido.
A la que arranca ‘6L GTR’ es evidente que el trío -pese a que ha sustituido al guitarrista fundador Josh ‘Pricey’ Price por Josh Hardy de The Unknowns- sigue exactamente la línea trazada en su debut High Risk Behaviour de 2020. Sus canciones de apenas dos minutos y tres acordes empujadas por la voz impertinente del bajista Eamon Sandwith suenan con el mismo entusiasmo como si te las estuviesen tocando unos colegas con quienes has decidido pasar una tarde tomando unas birras en su local de ensayo.
Sin artificios, ni ganas de complicarse la vida temas como »Struck By Lighting’, ‘Panic Attack’, ‘Paid Late’ o ‘I’ve Been Drunk In Every Pub In Brisbane’ te ganan más por su inmediatez que porque tengan melodías memorables, pero sin duda te harán pasar un buen rato con sus ecos a Toy Dolls, Cosmic Psychos o The Meanies.
Solo en un par de momentos The Chats bajan un poco el pistón, en ‘Emperor Of The Beach’ y ‘The Price Of Smokes’, una especie de secuela de ‘Smoko’ en la que cantan «El precio de los cigarrillos vuelve a subir, apenas podía pagarme el alquiler, el precio de los cigarrillos vuelve a subir». Tal como pintan las cosas de cara al otoño, igual se convierte en un himno profético.
JORDI MEYA