Desde Londres, The Chisel vuelcan toda la rabia y frustración de la clase trabajadora en 16 puñetazos certeros, donde el punk hace de hilo conductor de una cadena evolutiva que une a Cockney Rejects, Sham 69, Rancid y los primeros Dropkick Murphys.
Su segundo disco What A Fucking Nightmare transita por el punk ochentero de clase trabajadora británica -mete aquí gusto por melodías pegadizas y un poco de hardcore old school– como banda sonora a los esputos de exasperación generacional que Cal Graham imprime en cada verso de sus canciones. La continuación de Retaliation (2021) aspira a ser un trabajo que trascienda, por el mensaje y por la música.
Con Jonah Falco de Fucked Up de nuevo como productor, What A Fucking Nightmare derriba muros y transpira ambición. Ambición de ser más punk y por llegar a más gente mejorando lo escuchado en su debut y evolucionando levemente hacia terrenos algo más melódicos. No en vano, este álbum lo publica Pure Noise para ayudarles a dar el salto a Estados Unidos.
No te asustes, la mala leche es la tónica general del álbum. Ahí tienes ‘No Gimmicks’, ‘Fuck ‘Em’ o ‘Evil by Evil’ veloces, certeras y corrosivas. ‘Bloodsucker’ y ‘Lying Little Rat (Propaganda)’, de alto voltaje, son coreables, bailables y adictivas. Himnos auténticos para las almas perdidas en las que encuentran un equilibrio perfecto entre lo melódico y lo macarra.
Con ‘Aint Seen Nothing Yet’ y ‘Those Days’ se aproximan al pub rock (uno de sus guitarristas es Charlie Manning Walke, el frontman de Chubby & The Gang), en el que te puedes ver rodeado de pintas y cantando con los camaradas. En el tramo final, parece que levantan el pie del acelerador, en las que ‘Vengeance Is For Me’, ‘What Do You Mean’ o ‘Cuts Like A Knife’ son píldoras punk con indudable aroma a rock’n’roll y coros irresistibles.
En una Inglaterra en la que la demonización de la juventud de clase obrera suele ser una práctica habitual entre la acomodada clase dirigente, en una sociedad plagada de frustraciones diarias, políticos que sirven a los intereses de unos pocos y un capitalismo salvaje sin miramientos, The Chisel son los nuevos portavoces amplificados de una generación harta. Como Biznaga aquí, pero con acento cockney.
El inconformismo de extrarradio tiene nuevos héroes en forma de banda punk, un cincel made in UK, con voluntad de derribar muros musicales y sociales. Hay grandes canciones, una actitud incuestionable y un carisma incontestable. Con estos ingredientes ¿qué puede salir mal?
JOAN CALDERON