Sin duda hay dos hechos que han marcado la carrera de The Dry Mouths. Por un lado, el mantener una ética de trabajo constante que les ha llevado a publicar seis álbumes, dos EPs y un puñado de singles independientes en poco más de una década de actividad, convirtiéndoles ya en unos veteranos de nuestro underground. Por otro, el triste y repentino fallecimiento de su bajista Andy Reyes en 2019.
Aunque ya estaba planeado, esa misma temporada acabaron editando dos trabajos que de manera involuntaria guardaban un componente emocional difícil de gestionar. Pero los almerienses han sido capaces de rearmarse con el fichaje de Víctor Gutiérrez a las cuatro cuerdas y ya están de vuelta con un nuevo plástico.
De hecho, éste Thödol viene a recoger el testigo de Memories From Pines Bridge. Un trabajo íntegramente instrumental en el que el trío se zambullía de lleno en su vertiente más lisérgica abrazando la filosofía jam con todas sus fuerzas. Por tanto, nos encontramos ante una secuela natural de aquel.
Según sus propias palabras, estas diez canciones están inspiradas en El Libro Tibetano De Los Muertos, una especie de guía budista para encontrar el camino hacia la reencarnación. Introducir un álbum con semejante premisa puede parecer a todas luces una fumada de campeonato, pero según van avanzando los cortes entiendes que lo que han pretendido dar forma es más una experiencia sónica en la que te puedas abstraer de la realidad que un disco meramente conceptual.
Así pues, las iniciales ‘Den-Dro Sum’ y ‘ Hinayana’ nos envuelven en una atmósfera relajante donde la base rítmica nos guía plácidamente acompañando las líneas que dibuja Cristo Rodríguez con su guitarra. Salvo por algún arreglo puntual de tambores, el arranque discurre sin demasiadas sorpresas. Pero es a partir de ‘Milam’ cuando apreciamos que el grupo comienza a entonarse haciendo subir la intensidad con una progresión arabesca de altos vuelos.
Continúa el exotismo en ‘Dhyana’ gracias a su melodía de sitar y unos murmullos que parecen llegar desde el más allá para otorgarle una ambientación muy peculiar. Igualmente hay espacio para reivindicar su faceta más rocosa con ‘Ngen-Dro Sum’ a base de riffs puramente stoner cuya intención sigue siendo la misma: hacer que te pierdas dentro de su densidad. ‘Chikhai’ te invita a un seductor pasaje en el que los vientos y los sintetizadores terminan fusionándose, al igual que esas teclas que te llevan al trance en ‘Dharmata’.
The Dry Mouths han sabido retomar su faceta como banda instrumental de forma inteligente, atreviéndose a llevar un par de pasos más lejos lo que ya mostraron en su primer esfuerzo dentro de ese campo. Y a pesar de que Thödol se hace fácil de escuchar en cualquier momento y situación, para descubrir todo lo que se esconde en él deberás prestarle toda tu atención.
GONZALO PUEBLA
