Una de las trampas en las que caen muchas bandas de punk rock, bueno, de rock en general, es la de agarrarse a su juventud como si eso garantizara que su música mantendrá la misma frescura de su momento fundacional. En realidad, es justo lo contrario. Cuanto más intentan preservar su esencia primigenia, más se alejan de su realidad en el presente, provocando que acaben convirtiéndose en una copia caduca de sí mismos.
The Menzingers llevan años salvando magistralmente ese obstáculo. Desde que sus miembros cruzaron la barrera de los 30, la banda de Filadelfia lleva reflexionando en voz alta sobre qué significa hacerse mayor cuando tu profesión consiste en viajar de ciudad en ciudad en una furgoneta cargada de amplificadores e instrumentos. «Where we gonna go now that our 20s are over?’ se preguntaban en After The Party (2017), y en Some Of It Was True, su séptimo disco, siguen buscando una respuesta que quizá nunca encontrarán.
Es esta perspectiva la que otorga a sus canciones un aire nostálgico, contemplativo, incluso tristón que, unido a unas melodías fantásticas, las hace únicas. Las voces de Gregor Barnett y Tom May, los dos guitarristas y principales compositores, impregnan de veracidad unas historias en las que los desamores, la muerte, la ausencia, y la añoranza por estar lejos de casa forman parte de su día a día.
Si bien la madurez se ha ido apoderando cada vez más de su música -la influencia del rock americano clásico y el country pesa ahora lo mismo que la del punk- y que se les nota muy cómodos en los medios tiempos (‘Some Of It Was True’, ‘Come On Heartache’, ‘Ultraviolet’, ‘Running In The Roar Of The Wind’), The Menzigers no han renunciado a tener un sonido orgánico y vitalista, que aquí han conseguido de manera deliciosa grabando en directo con el productor Brad Cook (Bon Iver, The War On Drugs).
No es Some Of It Was True un disco para poguear o dar brincos, pero sí otra pieza de lo más sólida sobre la que seguir edificando una discografía que, estoy seguro, nos acompañará de por vida. Su viaje es también el nuestro.
JORDI MEYA