The Muslims lo tienen todo para convertirse, si es que no lo son ya, en una gran banda de punk: juventud, un espíritu rebelde, algo que decir, sentido del humor y ganas de sudar. Que se formaran en 2017 justo después de la elección de Donald Trump no es casualidad.
Fuck These Fucking Fascists, su debut para Epitaph, llega después de que el trío queer de North Carolina, haya publicado tres discos y un EP, así que no debería sorprendernos que hayan logrado plasmar sus ideas de manera tan concisa y brillante. Al igual que el título del álbum, sus letras no dejan espacio al error. Por no hablar de esa portada en la que le sacan un ojo al declarado trumpista Johnny Rotten de un puñetazo. The Muslims dicen lo que quieren como quieren, y si no te gusta es más problema tuyo que suyo.
«Fuck these fuckin’ fascists, Fuck their family and friends, If they defend a fuckin’ fascist, They can fuck off ‘til they’re dead» reza el estribillo de la canción titular. “No one’s illegal but white people” cantan en ‘Illegals’ o «Crotch Pop A Cop, And watch em drop to the floor, Hit em more, we give em more, Till they sore, or we are bored, We’d do it all day, thats what called for» en el himno anti policial ‘Crotch Pop A Cop’. En España un grupo que se llamara Los Musulmanes con este tipo de letras ya habría pasado por la Audiencia Nacional.
Sin embargo, uno de los atractivos de la banda es que por crudo y serio que sea el mensaje, lo envuelven con una música fresca, divertida, melódica y pegadiza. Puro veneno con sabor de azúcar. En sus canciones, cortas y directas, escucharás ecos de The Clash, Bikini Kill, X-Ray Spex, Joan Jett, Against Me!, The Muffs o Anti-Flag, con QADR (voz/guitarra), Abu Shea (bajo) y Ba7Ba7 (batería) mostrando su perfecto entendimiento a la hora de combinar sus instrumentos y una producción sin artificios que resalta ese sentimiento de estar en su local de ensayo. Un disco vitalista y necesario.
JORDI MEYA