The Night Flight Orchestra es lo mejor que ha podido salir de la mente de Björn Strid, quien a pesar de gozar de un ligero éxito en el mundo del metal con Soilwork, nunca ha llegado a tocar tantas puertas a la vez como lo ha hecho con este proyecto. ¿Y cómo lo ha hecho? Ofreciendo pop ochentero disfrazado de rock y arrojando cuantos clichés del AOR y del hard rock se le ocurriesen.
No nos equivoquemos, más que una parodia estamos ante una máquina de hacer melodías pegadizas, de esas que muchos llaman guilty pleasure, pero que al fin y al cabo están aceptadas bailar un sábado noche por muy jebi que seas. En su quinto álbum de estudio siguen apelando no sólo al material sonoro, sino también al visual, en un paquete en el que no puede separarse ninguno de los dos aspectos. Aquí volvemos a tener baladas melosas, un sentimiento pop retro y hasta teclados que nos hacen cuestionarnos si no hemos cogido una máquina del tiempo y hemos retrocedido 40 años atrás. Richard Larsson se luce especialmente en los sintetizadores esta vez, pero es la sección rítmica del bajista Sharlee D’Angelo y el baterista Jonas Källsbäck lo que le da vida y sentido a este proyecto.
Solos de guitarra tan grandes como la vida misma, y un lado a la vez más duro y progresivo (a su manera) hacen que este disco sea «diferente» del resto, aunque sigue pecando de largo ,y a la vez de estar condenado a la repetición de una fórmula que primero resulta graciosa, pero termina cansando.
A través de grandes referencias de la cultura cinematográfica americana, al menos nos dan un soplo de aire fresco dentro de su propia oferta, que no es otra que hacernos pasar un buen rato con unos músicos de sobra cualificados para tocar estas canciones.
JORGE FRETES