Imaginen la escena: en una partida de póker hay varios jugadores. Entre ellos, hay uno que lleva sentado desde hace un buen rato que ya ha perdido todo el dinero que llevaba encima, el reloj y las llaves del coche, pero que inexplicablemente aún sigue en la mesa. Bien, pues ese tipo es el Billy Corgan de los últimos veinte años.
Un hombre que en los 90 alcanzó la cima y que desde que finiquitase a la formación original de The Smashing Pumpkins no ha hecho más que dar tumbos a lo largo de una trayectoria cada vez más cuesta abajo. Tras proyectos fallidos como Zwan, su carrera en solitario o recuperar la banda que un día le hizo grande con mercenarios a sueldo sin demasiada suerte, a Corgan ya sólo le quedaba una última carta para volver al lugar que un día ocupó: reclutar nuevamente a James Iha y Jimmy Chamberlin en una esperadísima reunión (a Darcy Wretzky le tocará verla desde casa).
Sus primeros conciertos por suelo americano han tenido una acogida discreta, lejos del fervor y expectación que debería haber despertado. Tampoco ayudará que el nuevo material que lanzan para la ocasión no tenga nada especial que destacar. Shiny And Oh So Bright, Vol. 1 / LP: No Past. No Future. No Sun., lejos de devolvernos a los Pumpkins noventeros, es otro disco más en la línea de lo que Billy viene haciendo en los últimos tiempos.
Las aportaciones de Iha y Chamberlin resultan anecdóticas en una colección de temas planos y sin chispa, donde apenas sobresalen los singles ‘Solara’ y ‘Silvery Sometimes (Ghost)’ en un triste intento de emular a ‘1979’. Esta vez a Corgan ya no le quedan más ases bajo la manga.
GONZALO PUEBLA