¿Cómo se sentirían Adam Clayton y Larry Mullen Jr. si Bono y The Edge hicieran un proyecto sin ellos que sonara a U2? Pues me imagino que les haría tan poca gracia como a Colin Greenwood, Ed O’Brien y Philip Selway cuando escuchen el debut de The Smile.
Aunque la verdadera pregunta es si los dos pesos pesados de Radiohead han hecho un disco que suena a Radiohead ¿por qué A Light For Attracting Attention no es un disco de Radiohead? Que la producción esté en manos de Nigel Godrich todavía aumenta más esa sensación de estar escuchando un disco nuevo de Radiohead, y uno bastante bueno, firmando con otro nombre.
Me imagino que lo irán contando más en las entrevistas que hagan de promoción, pero por lo que han dicho hasta ahora, y demuestra su historia, el proceso de creación de un álbum de la banda madre es tan laborioso y requiere de tantos consensos entre las partes que les acaba desgastando excesivamente. Lo cual explicaría por qué llevamos seis años sin uno.
También eso explicaría por qué el disco que han parido Thom Yorke, Johnny Greenwood y Tom Skinner, batería de Sons Of Kemet, suena más espontáneo, vital y accesible que los últimos trabajos de Radiohead. Usar el adjetivo divertido sería excesivo, pero en ‘You Will Never Work In Television Again’ el trío rockea como no lo hacía desde los tiempos de In Rainbows, y al contrario que en otras aventuras en solitario, la voz de Yorke apenas está maquillada por filtros electrónicos sino que hace relucir las melodías con su característica sensibilidad.
Que nadie se excite pensando que The Smile nos devuelven a la época de Pablo Honey o The Bends, porque, en su mayor parte, estas canciones discurren por el lado tranquilo de su espectro musical, con baterías y pianos de tonalidades jazzísticas como en ‘Pana-Vision’ o ‘Speech Bubbles’, y bonitas baladas etéreas como ‘Open The Floodgates’, ‘Waving A White Flag’ o la acústica ‘Free In The Knowledge’ con elegantes arreglos de cuerda.
Sin embargo, el tapping que subraya ‘Thin Thing’, la pegadiza línea de bajo de ‘The Smoke’, o el brío de los sintetizadores ‘We Don’t Know What Tomorrow Brings’ denotan que alguna sonrisa habrán esbozado en el estudio haciendo honor a su nombre. Quizá ahí esté la respuesta.
JORDI MEYA