Tan solo ocho meses han tardado The Smile en volver a entregarnos nuevo material. Y la verdad es que a uno le da por pensar en los porqués de esto. En las últimas semanas se especulaba con que podría tratarse de un movimiento con el que vaciar el cajón y así despejar el camino hacia una posible reactivación de Radiohead el año que viene (cosa que ha sido descartada públicamente hace bien poco). O tal vez es solo que la creatividad del trío británico se ha disparado a un ritmo mayor de lo que acostumbran en su banda matriz y prefieren no andar perdiendo el tiempo.
Sin ir más lejos, las canciones de Cutouts se grabaron durante las mismas sesiones de Wall Of Eyes, lo cual es un indicativo del momento tan efervescente que atraviesan Thom Yorke, Johnny Greenwood y Tom Skinner. Pero quién piense que esta remesa de canciones son meras sobras (el título bien podría dar a entender eso mismo) se equivoca y mucho.
Para empezar porque el tercer plástico del grupo se encarga de marcar distancias respecto al espíritu excesivamente contemplativo de su predecesor. De hecho, se arrima bastante al alma inquieta y aventurera de su debut A Light For Attracting Attention. Y lo hace en el sentido de que cada canción vendría a ser una viñeta que, al asomarse, nos muestra un mundo distinto. De algún modo, The Smile han logrado encontrar su propia personalidad haciendo de cualquier camino una posibilidad a explorar.
Por supuesto, es inevitable caer en referencias comunes. Mismamente ‘Foreign Spies’ recuerda a la era Kid A y Amnesiac, aquellos trabajos impredecibles con los que los de Oxford dibujaron el futuro hace un cuarto de siglo. Los sintetizadores bañan la voz de Yorke en ese registro suyo tan fantasmagórico como reconfortante por la familiaridad que desprende. La vertiente electrónica volverá a hacer acto de presencia en ‘Don’t Get Me Started’ con una serie de notas que se van sucediendo de forma cíclica hasta introducirte en un trance alucinógeno.
Y es que tan pronto pueden saltar de lo sintético a lo orgánico, como en ‘Instant Psalm’ o la minimalista ‘Tiptoe’, en la que pianos, acústicas y arreglos de cuerda reclaman protagonismo. Aunque lo más interesante (al menos para el abajo firmante) llega cuando se proponen deconstruir las líneas del rock alternativo. Ahí es cuando Greenwood desata la magia culebreando a sus anchas por los trastes de su guitarra en ‘Zero Sum’ (ojo a esos vientos para añadir mayor desconcierto a la escena) o un ejercicio de equilibrismo llamado ‘Eyes & Mouth’ acentuado por arreglos jazzísticos que se van enrevesando sin que el castillo de naipes llegue a desmoronarse.
También el tono arábigo de la misteriosa ‘Colours Fly’ y el extraño groove de ‘No Words’, con otra ración riffs marcianos marca de la casa, logran atraparte dentro de un álbum sin rumbo fijo, pero dónde todo cobra sentido. Se despiden con ‘Bodies Laughing’, que arranca acústica para ir metamorfoseándose al antojo de sus creadores. Solo ellos sabrán hasta cuando tendremos que esperar para volver a ver a Radiohead encima de un escenario o si, por el contrario, tenemos The Smile para rato.
GONZALO PUEBLA
