Ya nos avisaron The Soul Jacket nada más publicar su anterior Let Me Stand de que tenían otro disco preparado en la recámara. Si bien es verdad que la idea inicial era haberlo lanzado a finales de 2021, hemos tenido que esperar unos meses más, pero finalmente han cumplido su palabra.
El sexto larga duración de los vigueses prometía ser muy especial. Bajo la premisa de ser el primer álbum conceptual de su carrera, Kick Radio se presenta como un viaje sonoro en forma de emisora radiofónica ficticia de finales de los 60 por la que van desfilando diversos estilos, en la línea de lo que tan bien nos han acostumbrado durante toda su trayectoria. Salvando las distancias, podríamos definirlo como su particular Songs For The Deaf.
A lo largo de sus 35 minutos, The Soul Jacket van surfeando con total libertad por el dial, cambiando de género a su antojo. ‘Scratch My Back’ viene apoyada por un teclado clavinet que les hace sonar a unos The Black Crowes en modo funky. El potente soul de ‘That’s Right’ empalma con el rock and roll de ‘Getting Good’ en un abrir y cerrar de ojos sin que te des cuenta. La introducción vocal en ‘(Fighter Girl) Play The Night Away’ nos invita a un exótico chupito de acid jazz, mientras que en ‘El Hombre De Las Estrellas’ se estrenan en castellano con un exótico reggae de aroma caribeño. Todo mezclado y bien agitado.
Pero a pesar de su incuestionable calidad, el grupo no ha sabido darle la coherencia necesaria a todos los sabores que han arrojado a la cazuela. Muchos temas se quedan en pequeñas ideas sin desarrollar, dejando la sensación de ser una obra dispersa hecha a bases de esbozos. Hay instantes en lo que sí consiguen definir mejor, caso de ‘We Called Her Mother’ o las extensas ‘Never Did That Before’ y ‘ Just Dropped In (To See What Condition My Condition Was In)’ (su personal revisión del tema popularizado por El Gran Lebowski), en las que saben moverse con soltura por ese funky-soul psicodélico que tan bien saben manejar.
Entiendo que el juego de Kick Radio consiste precisamente en dejarse llevar sin ataduras estilísticas de ningún tipo. Pero es una pena que su mayor atractivo sea también su principal lastre. Un experimento descompensado que podría haber dado mucho más de sí.
GONZALO PUEBLA