Cada vez suele ocurrir con menos frecuencia que te llegue el nuevo plástico de una banda a la que llevas siguiendo desde hace años y sepas que lo que te vas a encontrar en él no te va a defraudar. Lo que se llamaría un sello de calidad, para entendernos. En el caso de The Soul Jacket, no es sólo que su nombre ya sea una garantía, sino que todavía son capaces de sonar frescos dentro de sus coordenadas.
Aunque se presentaran en 2012 con Wood Mama y desde entonces no hayan parado de jugar con su sonido en posteriores lanzamientos, la realidad es que los de Vigo llevan ya cerca de dos décadas en activo. Eso se transmite en la experiencia y saber hacer que desprende Let Me Stand, su quinto disco que han vuelto a grabar en los Radar Estudios de Pablo Iglesias.
Acostumbrados a transitar por diversos caminos con los que dar colorido a su sonido, este paquete de canciones no es una excepción. De hecho, podríamos afirmar que estamos ante uno de sus trabajos más diversos. Si bien empiezan con una balada de aires clásicos como ‘What We Should Change’, poco a poco se van entonando y ya en ‘Writers’ les tenemos con sección de vientos incluida, dando lugar un elegante solo de teclas. En cambio, ‘Declaration Of Intentions’ tira por el rock alegre y tradicional destacando el simpático solo de amónica de mano de John Nemeth.
Pero ojo porque la inclinación hacia desarrollos más instrumentales se acentúa a medida que avanza el disco. ‘Let Me Stand’ nos saca a bailar con un ritmo funky-discoquetero infeccioso con bola de espejos y todo. Todavía son capaces de llevarlo más lejos en ‘No Regrets’ gracias a un percusivo riff de guitarra que acaba en un solo salvaje con el grupo funcionando a pleno rendimiento.
Para rebajar el ritmo, se toman algún descansito con la folkie ‘Ballad Of Mister’ y una bizarra ‘Zeit Im Tiefen Wald’ de efectos psicotrópicos, creando un contraste sonoro bastante pronunciado. La final ‘Don’t Tell’ va más a juego con el resto de sus compañeras, retomando influencias negroides en uno de esos cortes donde la banda se deja llevar por la improvisación culminando en un fade out de los que te hacen pensar que podrían tirarse horas y horas tocando sin parar.
Es verdad que a Let Me Stand le falta la cohesión de las mejores obras que The Soul Jacket han sido capaces de crear. Sin embargo, su valor reside en recoger varias de sus facetas con absoluta libertad. Y sabiendo que tienen más material guardado para finales de este mismo año, ¿quién sabe si se habrán reservado lo mejor para la vuelta de las vacaciones de verano?
GONZALO PUEBLA
BONUS TRACK CON… TOÑO LÓPEZ (voz)
El COVID-19 ha afectado a todos los grupos de distinta manera. A unos les tiró abajo todos sus planes mientras que a otros les ha venido bien para planificar mejor sus nuevos trabajos. ¿En qué punto os pilló a vosotros?
«Nos vino bien tener más tiempo para trabajar el nuevo disco porque, aunque ya estábamos preparándonos para entrar en el estudio cuando empezó toda esta mierda, sí es cierto que siempre hay cosas que te quedan por hacer y si algo teníamos claro es que queríamos seguir el camino que empezamos con nuestro trabajo anterior, Plastic Jail. De esta manera pudimos pararnos más con el sonido y la producción, los arreglos de las canciones, las letras… En definitiva, todos los detalles que hacen que una canción buena sea cojonuda. Jorge (Mizer, guitarra -ndr.) tenía un montón de temas en mente y con el parón pudo ordenar sus ideas. Iba mandándonos temas a guitarra y voz y cuando pudimos reunirnos de nuevo teníamos un porrón de temas sobre los que trabajar».
Plastic Jail me pareció el álbum más redondo y sólido que habíais hecho hasta el momento. Aunque era variado estilísticamente, parecía que tenía una dirección más concreta. En cambio, Let Me Stand suena mucho más libre.
«Hemos profundizado más en la producción y postproducción. Seguimos grabando las bases en directo, pero ahora trabajamos mucho más los overdubs, múltiples pistas de guitarras con efectos, teclados, percusiones, coros… El problema en las sesiones de grabación es que somos muy desordenados y llegó un momento en que ya no sabíamos que es lo que habíamos grabado y lo que no. Eso unido a que hicimos veinte temas llevó al caos. Afortunadamente al tener tiempo fuimos encauzando el desliño. Es cierto que nos hemos liberado de muchos de los tapujos que teníamos acerca de determinados sonidos que antes nos tiraban para atrás por considerarlos «horteras» o que se yo… Estamos explorando nuevos caminos y mezclando otros ingredientes en la coctelera: efectos, sintetizadores… Aplicándolos a estilos que ya manejábamos y abriéndonos a otros. La música es demasiado basta y variada como para quedarse solo con una pequeña porción».
También se nota que esta vez os habéis dejado llevar en lo instrumental. Hay partes que parecen casi salidas de una jam. Mucho de funk ácido y psicodélico de los 70. En cierta manera, lo veo como una versión expandida de Soul BBQ, vuestro EP de 2016.
«Puede ser que retomáramos ese camino. La música negra está muy presente en Let Me Stand pero creo que se debe a que va implícita en el espíritu combativo y reivindicativo de este trabajo. El soul y el funk han sido un arma de lucha sobre todo contra el racismo, la opresión y la injusticia y creo que mantiene ese mensaje, esa rabia. Hoy las caras han cambiado pero los problemas persisten, así que la lucha sigue viva».
Siempre habéis ido picoteando de diferentes estilos. Soul, funky, americana, psicodelia, rock sureño… Es como si en cada disco os inclinarais por un género, aunque en ocasiones acaben mezclándose. ¿Consideráis que aún os queda camino por explorar o algún objetivo en lo musical que aún no hayáis sido capaces de plasmar como os gustaría?
«En mi caso soy muy crítico con lo que hacemos y más aún con lo que grabo yo. Siempre hay cosa que cambiarías y en la banda somos todos un poco así. Nos gusta mirar hacia adelante y cuando terminamos un disco ya estamos pensando en que haremos en los dos o tres próximos. Si vamos a ir por aquí o por allá… Eso nos hace avanzar. Somos muy inquietos, aunque normalmente es Jorge el que enciende la mecha. Estamos abiertos a todo. De hecho, todos tenemos otras bandas con las que hacemos otras cosas. Vivimos la música».
‘Zeit Im Tiefen Wald’ es una pieza psicodélica que hace las funciones de interludio en mitad del disco. Un tanto extraña viniendo de vosotros incluso. ¿De dónde sale?
«Cayó en manos de Jorge un sintetizador miniKorg de los 70 con vocoder y se puso a explorar sus posibilidades. Le salió la vena Duft punk, el rollito french touch. Este tema fue grabado en los estudios Dub Yard. Allí tenían un pequeño teclado Casio con unas cajas de ritmos muy molonas, así que también los metimos en la canción junto con un set pequeño de batería. Como guinda de la tarta contactamos con una amiga de Hannover para que leyera unos textos de Bukowski y así quedamos de listillos (risas)«.
Es la segunda vez que grabáis en casa. Repetís con Pablo Iglesias en los Radar Estudios. Al final como en casa en ningún sitio, ¿no? ¿Os resulta muy diferente a las grabaciones que realizasteis con Hendrik Röver en el pasado?
«Sin duda. Hay varios motivos por los que grabamos en casa. El más importante es por el tiempo, el poder dividir las sesiones de grabación en días sueltos, grabar cosas por separado y dejar espacio para ir escuchando lo que vamos haciendo. Así es más fácil compaginarlo con los quehaceres de cada miembro de la banda. Además, como comentaba, hay mucho trabajo de postproducción y con el estudio al lado todo es más fácil. La desventaja es que no existe esa burbuja que había en Muriedas, en el estudio de Hendrik, donde estábamos una semana viviendo juntos, grabando y bebiendo birras».
Tengo entendido que tenéis otro álbum ya preparado que saldrá en otoño. ¿Qué me puedes contar de esto? ¿Tendrá un enfoque diferente a Let Me Stand?
«Sí, hay otro disco grabado. Falta mezclarlo y masterizarlo. Teníamos muchos temas e ideas así que decidimos hacer una obra conceptual y dar otra vuelta de tuerca, como ya es habitual en nuestra discografía. Algunos de los temas de este trabajo ya los hemos estado tocando en directo, pero en el disco van a tomar otro papel. Pronto lo descubriréis».
Parece que en los próximos meses poco a poco la situación de la música en directo se va a ir recuperando. Vosotros ya habéis anunciado algunas fechas de presentación. Aun así, ¿cómo os planteáis el futuro inmediato? ¿Quizás ahora para los grupos sea un mejor momento para pasar más tiempo en el local y el estudio que en la carretera?
«Las salas son el 90% de nuestra actividad y la de la inmensa mayoría de las bandas de este país. Mientras sigan cerradas y sin otra alternativa estamos todos en la cuerda floja. Si no tocamos no ganamos dinero ni vendemos discos, así que difícilmente podamos grabar y producir más o pagar siquiera un local donde ensayar. Que nadie piense lo contrario; esto es un ecosistema. Si caen unos, caemos todos. Solo espero que se busquen soluciones porque, si seguimos esperando, quizá cuando se pueda volver ya no haya una escena».
GONZALO PUEBLA