Despedía la crítica de Proper Dose, el anterior trabajo de The Story So Far diciendo que parecía un disco de transición, pero que el propio grupo no parecía saber hacia dónde. Bien, han pasado seis años largos y aunque el enigma sigue sin resolverse del todo, como mínimo el grupo pisa con más seguridad.
Estilísticamente I Want To Disappear es una continuación en toda regla de Proper Dose, combinando temas de puro punk pop californiano que remiten a sus primeros trabajos con otros de cariz más intimista, donde bajan las pulsaciones y las guitarras acústicas toman el protagonismo. Pero lo que en aquél parecía un poco desdibujado, aquí fluye con mucha más naturalidad, algo a lo que también ayuda tanto la secuencia de los temas como que el nivel compositivo sea superior.
Sacando el máximo rendimiento a esa especie de energía relajada que transmite Parker Cannon en su manera de cantar, los ganchos melódicos de ‘Watch You Go’, ‘Big Blind’ o ‘Keep You Around’ brillan mucho más, logrando que cada estribillo dé en la diana. También cuando tiran hacia la zapatilla old school en ‘All This Time’ o ‘Nothing To Say’, los de Walnut Creek suenan con el brío que justifica que Blink-182 les invitaran a abrir su gira de reunión.
Es en las dos últimas canciones, ‘White Shores’ y ‘I Want To Disappear’, donde The Story So Far se desenchufan y nos muestran esa cara más sensible, pero cabe decir que no se tratan de las típicas baladas pensadas para sonar en la radio, sino que transmiten sinceridad y, especialmente, la primera ofrece algo bastante único. Aunque, como pasaba en Proper Dose con ‘Let It Go’, la mejor canción sea posiblemente ‘Letterman’ en la que las dos almas de la banda conviven en perfecta armonía. Quizá ahí esté el camino a seguir.
JORDI MEYA