Me imagino que si eres lector habitual de RockZone, el nombre de The Wax te resultará familiar. Desde que descubrimos a esta banda de Navarcles (Barcelona) con su EP, We Are Falling de 2014, se han convertido en una de nuestras favoritas de la escena estatal, y esperemos que también lleguen a serlo de las tuyas.
Pero lo mejor, además de poder conocerles y comprobar que son más majos que las pesetas, ha sido poder ser testigo de cómo su música iba creciendo. Desde sus inicios, en los que la sombra de Refused era más que evidente, el grupo ha ido dejando aflorar todo tipo de influencias, desde los toques nu metaleros en Don’t Belong (2017) al grunge o el post rock en su excelente A Place To Bury Our Sins Away (2018), enriqueciendo su post hardcore hasta conseguir una personalidad muy especial.
Con ésta ya consolidada, aunque no me extrañaría que vuelvan a sorprendernos en el futuro, lo que prueba este EP parido durante la pandemia es que The Wax se han convertido, además, en grandes creadores de canciones. En L’Eufòria hay sólo cinco, pero vaya cinco.
Arranca con ‘One Eyed’, una explosión de energía, en la que recuperan el espíritu Refused, pero con un estribillo que recuerda a algunos de los momentos más melódicos de Cancer Bats. ¿Será que se les pegó algo durante la gira que hicieron con ellos en 2019? Dos minutos y medio que te ponen las pilas de inmediato. Le sigue ‘Fear And Loading’ que empieza con un rollo más nirvanero hasta que te rompe la cadera con un break y un subidón a lo Rage Against The Machine al grito de «One of these days, I’ll fade away». Que cuente con la colaboración de Kantz de Habitar La Mar (quien además se ha encargado del diseño de la portada) es la guinda en el pastel.
Después llega ‘Subterraneans’ para proporcionar un poco de pausa. Pero aunque que el tempo sea más lento, no significa que le falte intensidad, si bien da la sensación que la canción termina antes de que haya llegado a su destino final. Por el contrario, en ‘L’Eufòria’, la banda se explaya durante casi siete minutos, llevándote de aquí para allá, con la guitarra de David Iglesias creando diferentes texturas con la ayuda de Jens Neumaier de 12Twelve. Es un magnífico ejemplo de la evolución del grupo y de su valentía a la hora de experimentar sin perder su esencia, así como del gran trabajo de la producción de Txosse Ruíz.
El punto final lo pone ‘Sacred Beasts’, con Aitor De Haro casi susurrando sobre una guitarra rasgada, que de golpe explota en un medio tiempo con un rollo muy Pixies y un coro que te lleva a este estado de euforia que prometían en el título. La única pena es saber que todavía tendremos que esperar un tiempo a poder disfrutar de The Wax en directo, porque con estas nuevas incorporaciones, su repertorio va a ser letal.
JORDI MEYA