De igual manera que como actor está acostumbrado de cambiar de personalidad, incluso de aspecto físico, en cada película para adaptarse a las necesidades de los distintos personajes, Jared Leto también parece tener la necesidad de mutar de piel en cada disco de Thirty Seconds To Mars.
En los 21 años transcurridos desde su debut, les hemos visto pasar del rock metal progresivo, a convertirse en una de las bandas favoritas de los emos del nuevo milenio, a impregnarse de épica como si aspiraran a ser U2, a experimentar con la electrónica. De ahí que el cambio que presentan en sexto trabajo no pueda considerarse del todo inesperado, mas teniendo en cuenta que han pasado cinco años desde el anterior America. Si se trata de una consecuencia de su capacidad para impregnarse de lo que sucede a su alrededor o de puro oportunismo comercial es algo que cada uno debe valorar.
En It’s The End Of The World But It’s A Beautiful Day, Jared y su hermano Shannon siguen sin apenas sacar las guitarras eléctricas del armario, optando por construir los temas a base de capas de teclados y baterías sintetizadas, con la voz en un primer plano.
Es el tipo de sonido dominante en el mainstream en los últimos años desde Imagine Dragons, cuya misma pompa exhiben en ‘Life Is Beautiful’ a Ed Sheeran, quien participa tocando la guitarra en ‘World On Fire’, pasando por Twenty One Pilots, quienes podrían firmar la juguetona melodía de ‘Seasons’. Incluso el ritmo bailable y el estribillo de ‘Stuck’ recuerda a Måneskin. Da la sensación que los Leto se pasaron el confinamiento escuchando playlists de los hits del momento y tomando buena nota de sus trucos para construir un disco que apele al gran público. También hay espacio para una balada de lo más clásica como ‘Never Not Love You’ o algún acercamiento a Coldplay en ‘Get Up Kid’.
Sobra decir que quien espere algo en la línea de A Beautiful Lie o This Is War acabará inevitablemente frustrado, pero si, como yo, les has seguido hasta aquí con una mente abierta y sin prejuicios, esta nueva etapa en el viaje hacia Marte invita a relajarse y disfrutar del paisaje. Como sugiere su título y la portada, el mundo se va al garete, pero todavía podemos mirar al cielo y simplemente deleitarnos con un buen disco de pop. A veces, la vida es tan sencilla como eso.
MARTA PUIG