De todos los proyectos paralelos en los que está involucrado Mike Patton, seguramente Tomahawk sería el que más se acercaría al de una banda de rock ‘normal’. Y pongo las comillas porque cuando hablamos de Patton nada es nunca convencional del todo.
Pero digamos que comparado con Fântomas, Mondo Cane o Mr. Bungle, el sonido y las canciones de esta banda, en la que le acompañan Duane Denison (The Jesus Lizard), Trevor Dunn (M. Bungle) y John Stanier (Helmet, Battles), serían las que más podrían entrar al oído del fan medio de Faith No More, sobre todo de aquellos que les descubrieran vía King For A Day… Fool For A Lifetime de 1995. La orientación más guitarrera y directa de ese álbum es posiblemente el referente más inmediato que podríamos encontrar en el que es el primer trabajo del cuarteto en ocho años.
Teniendo en cuenta los actores implicados sobra decir que las interpretaciones son estelares, y la grabación, limpia y sin arreglos innecesarios, enfatiza todavía más sus cualidades. La guitarra de Duane suena como si tuvieras el ampli en el oído, el bajo de Dunn te golpea en el estómago, y Stanier es un puto metrónomo humano. Y luego está Patton, claro, el hombre de las 1000 voces capaz de sonar bien tanto cuando susurra como cuando berrea.
La versatilidad de todos ellos les permite pasar tan ricamente del pizzicato al riff rock en ‘SHHH!’, a mezclar a Nick Cave con math rock en ‘Tattoo Zero’, a aventurarse en el lounge pop en ‘Sidewinder’, o a colar algo de reggae en ‘Recoil’. Cada canción es un mundo en sí mismo, sin tener demasiado en cuenta lo que ha venido antes o lo que llegará detrás, llevándote a surcar por pasajes disonantes (‘Valentine Shines’), exóticos (‘Howlie’) o atmosféricos (‘Doomsday Fatigue’) sin que casi te des cuenta. Estos cuatro hacen y deshacen a su gusto.
No es menos cierto que para quien haya seguido, ya no sólo la trayectoria de Tomahawk, sino de la galaxia Patton en general, todo lo que ofrecen aquí le resultará bastante familiar, lo cual igual hace que Tonic Immobility sea menos estimulante de entrada, pero igualmente más interesante que el 90% de discos que se publican.
DAVID GARCELL