Viva Belgrado han publicado hoy su excelente nuevo disco Cancionero De Los Cielos. Como complemento final a nuestra entrevista de portada y la reseña del álbum, os ofrecemos un track by track en el que Cándido Gálvez, cantante y guitarrista de la banda, nos da más detalles sobre cada una de sus canciones.
1. ‘Vernissage’
No tengo ni idea de cómo tocar un teclado, pero la primera vez que puse las manos sobre el Fender Rhodes que Raúl (Pérez) tiene en el estudio sentí cosas que cada vez me cuesta más sentir con la guitarra. “Lo importante es que te inspire”, dice Raúl. A raíz de este encuentro surgieron ‘Vernissage’ y ‘Elena Observando la Osa Mayor'».
Salvando mucho las distancias, queríamos que la frase del Rhodes apuntara a algo tipo Digital Sea de Thrice, aunque la canción en general acabó marchando por otros derroteros. Respecto a la parte final, dejamos que Álvaro improvisara por completo la batería, que va galopando de un redoble a otro. Y respecto a las guitarras, durante la grabación bromeábamos con que el juego de armónicos parecía un guiño a Iron Maiden. A nivel lírico, es la única canción en la que no hemos buscado una relación con el cielo. La utilizamos como introducción al contexto o mindset con el que nos acercamos a la composición del disco. Habla de nuestra relación con la música, cómo nos sentimos a veces en la escena, una especie de canción de odio a la industria y el oficio de hacedor de canciones.
2. ‘Chéjov y las Gaviotas’
Creo que es la primera canción que compusimos para el disco, recuerdo que el riff salió improvisando en el local estando Pedro aún estaba en la banda. Cuando empezamos a juntar las piezas que teníamos para encajar el álbum decidimos rescatarla. Creo que mantiene la esencia de los anteriores trabajos de Viva, con una influencia La Dispute muy marcada.
A nivel instrumental volvemos con un clásico en Viva Belgrado: los riffs de bajo y batería que se apoyan entre sí. Por otro lado, nos gustaba mucho el palm mute de las guitarras, algo que prácticamente nunca habíamos utilizado, y bromeábamos con que tenía un toque casi “kalimotxero”.
Respecto a la letra, es una canción a los hoteles y espacios de tránsito, los no lugares a los que la música nos lleva, y en donde a menudo afloran pensamientos en bucle, ansiedad, o el bajón post-concierto. En La Gaviota, Chéjov utiliza este animal como metáfora para hablar del oficio artístico y la inspiración. Si eres fan de Berri, verás que también haya algunas referencias a un par de canciones suyas.
3. ‘Nana de la Luna Pena’
Esta fue la primera canción con registro vocal melódico que hicimos para el disco, y que abrió la puerta a atrevernos con ‘Perfect Blue’ y ‘Un Tragaluz’.
Nos salió tonteando con un Fender VI, un bajo de seis cuerdas y escala corta que compramos con la intención de que nos ayudara a salir del bloqueo creativo. Es curioso que la canción está compuesta solo de cuatro acordes súper sencillos, pero al tocarlos con ese instrumento nos daba la sensación de que transmitían cierta solemnidad que no les encontrábamos con la guitarra.
Es una canción escrita al mito de que para inspirarse y ser creativo a nivel poético hay que estar triste. Habla de la relación con la pena, a la que presentamos como un animalito pequeño y suave al que cuidar y alimentar para que te devuelva canciones. Al final de la canción la voz de Sara Zozaya responde interpretando a la pena.
4. ‘Ranchera de la Mina’
Llevábamos bastante tiempo jugando con esta rueda de acordes, pero no conseguíamos sacarla adelante en forma de canción. La intentamos tocar de diferentes formas y al final conseguimos que nos cuadrara dándole este ritmo atresillado en forma de canción pequeñita o interludio. Un poco en la línea de la anterior, es un intento lejano de ranchera que habla de los aspectos negativos del “excavador canciones”. Al menos para mí, la música implica estar con frecuencia inmerso en fases de introspección y renunciar a otras formas de hacer vida posiblemente más sanas. A veces pienso que hay cierto peligro en esto y que puede haber un punto de perderse por el camino.
5. ‘El Cristo de los Faroles’
El riff principal de esta canción salió a partir de una improvisación en el local. Nos parecía que tenía un vibe tipo western, como de persecución de vaqueros, así que le pusimos ‘Cowboy’ como título provisional. A raíz de de la conexión con el Cristo de los Faroles más tarde, pensamos que podría quedar bien añadirle esos órganos tipo iglesia. Creemos que es una de las canciones más ambiciosas y arriesgadas escritas por Viva Belgrado, con esa sucesión de elementos estéticos que se salen bastante de nuestro registro hasta ahora: primero el riff surfero y el tipo western, después el contrabajo con los coros tipo mariachi y por último el órgano. El Cristo de los Faroles es una escultura en Plaza de Capuchinos en Córdoba. Es uno de nuestros spots nocturnos favoritos de la ciudad. Aquí usamos un lenguaje muy metafórico para hablar de la búsqueda de una verdad a través de la espiritualidad.
6. ‘Gemini’
Creo que sobre todo a nivel instrumental, esta es otra canción que podría haber entrado en alguno de nuestros anteriores álbumes. Es una canción muy sencilla, un riff principal que sirve como estrofa, un estribillo, y un último riff que nos parecía muy nirvanero para cerrar el tema. A nivel lírico, es una canción “lista”, es decir, tiene una letra en la que se van enumerando cosas. Es algo que le hemos visto a Iván Ferreiro o a Berri Txarrak y que llevábamos un tiempo querido probar. Sobra decir que no creemos en la astrología, pero soy géminis y parecía divertido hacer esta letra donde mostráramos las diferentes caras y pensamientos neuróticos que se pueden llegar a tener como miembro de la banda.
7. ‘Elena Observando la Osa Mayor’
Junto a ‘Vernissage’, esta es la otra canción que surgió a través del jugueteo con un Rhodes. A nivel instrumental es una canción muy sencilla y es nuestra primera sin ninguna guitarra en la mezcla. Decidimos sacarla como primer single porque sentíamos que era una canción “universal”, que el fan de Viva podría entender porque ya está acostumbrado a este tipo de volantazos, pero que si la escucharan nuestros padres podrían disfrutarla también. A veces hemos sentido que se nos encasilla como esa “banda que grita” y mucho público no se atreve a indagar más allá de los singles, así que con los adelantos de este disco hemos querido jugar a contrarrestarlo. Al final de la canción se mencionan los planetas, algunos de los cuales luego aparecen en el mismo orden como canciones (Júpiter, Saturno).
8. ‘Un Tragaluz II’
Esta es la versión original de ‘Un Tragaluz’, el último single de adelanto, que cierra el disco. Al igual que ‘Nana’, surgió tonteando con el Fender VI. Nos parecía interesante colocarlas al revés, y que la número II estuviera antes que la primera.
9. ‘Jupiter and Beyond the Infinite’
El último de los cacharros con el que nos hicimos para luchar contra el bloqueo creativo e intentarle darle variedad al disco fue un Korg Minilogue, el sintetizador con el que grabamos el colchón de acordes sobre el que se sustenta esta canción. El título está sacado del último acto de la película 2001: Una Odisea del Espacio de Kubrick. Hay un par de referencias más: Malévich, Aivazovski, Oteiza. Aquí hemos conjugado una auténtica frikada para hablar de espiritualidad relacionando suprematismo con el mantra zen “la forma es el vacío, el vacío es la forma”. Creíamos que con esta temática y tantas referencias espaciales y planetarias, Erik Urano encajaría muy bien, y la verdad es que estamos muy emocionados con lo que ha hecho. Para finalizar, algo así como si fuera volver a nacer, unas voces blancas cortesía de los hijos de los amigos de Santi cierran el tema.¨
10. ‘Saturno Devorando a Su Hijo’
Esta es seguramente otra de las canciones que podrían haber encajado en alguno de los discos anteriores, utilizamos esos acordes luminosos muy característicos de la época Flores y Ulises. A nivel lírico, tomamos como referencia el mito griego y las obras de Goya y Rubens para volver a hablar de nuestra relación de amor odio con la música.
11. ‘Perfect Blue’
Nos gustaba terminar el disco llegando al cielo azul, haciendo una canción positiva, para cuando todo está bien y te sientes tan en paz que puedes disfrutar la pereza en el sofá. ‘Perfect Blue’ es la última canción que compusimos antes de entrar a grabar Cancionero. Como intuíamos que nos hacía falta un corte luminoso para plasmar esta idea, nos enganchamos el Tired of Tomorrow de Nothing para ver qué les podíamos robar por enésima vez. Aunque en un principio la idea es que tanto las guitarras como la mezcla en general fueran mucho más limpias, Santi se trajo un pedal Reverberation Machine a la grabación, que de hecho acabamos utilizando en prácticamente todas las canciones, y al que aquí dimos rienda suelta para destrozar este muro de guitarras en re mayor.
Creo que esta canción suena muy a Viva Belgrado pero al mismo tiempo rompe con muchos de los dejes que habíamos ido adquiriendo con el tiempo. Por ejemplo: si llevábamos años obsesionados con grabar solo una pista por guitarra y panear una a cada lado, aquí hay un muro de guitarras dobladas. Si siempre habíamos intentado ceñirnos a una batería lo más real y orgánica posible, aquí hay una a cada lado y un beat electrónico reforzando al centro. Si casi siempre nos habíamos encorsetado construyendo estructuras progresivas, aquí nos liberamos con una simplísima estructura estrofa-estribillo-estrofa-estribillo. Y si hasta ahora me sentía vacío sin recurrir a la verborrea y el griterío, aquí me basto de una sencillísima letra y melodía vocal.
12. ‘Un Tragaluz’
Está canción salió originalmente tonteando a las mil de la noche con el Fender VI, como una especie de un interludio de bajo y voz que finalmente incluimos en el disco como ‘Un Tragaluz II’. Creemos que es una canción pop simple, con estrofa y estribillo y una letra sencilla, algo que Viva Belgrado hemos hecho poco y que nos apetecía intentar. En nuestros discos anteriores siempre hemos intentado terminar con una canción larga y progresiva. Aquí nos apetecía incluir esta como una especie de epílogo al final que ya suponen ‘Saturno’ y ‘Perfect Blue’.
Creo que según voy cumpliendo años me va costando más emocionarme a través de la verborrea, las letras súper intensas y las guitarras épicas. Al contrario, creo que cada vez más lo hago con letras y progresiones sencillas y las progresiones. Definitivamente ahí hay un reto a explorar, intentar hacer sentir mucho con poco.