Se ha hecho esperar, pero vuelve el mal rato que todos necesitamos para sentirnos vivos. Vergüenza ya es la primera serie de Movistar + en contar con una segunda temporada y que por tanto reafirma el poder de la humillación como catarsis del televidente.
Este asco tan característido español en el que se mueven el rey de la comedia ascopenosa, Juan Cavestany, y Alvaro Fernádez Armero, director de la ya clásica Todo Es Mentira, regresa en mejor forma que nunca.
Javier Gutiérrez y Malena Alterio siguen a lo suyo en una temporada que ha conseguido lo más difícil: ir al grano.
En prácticamente la mitad de tiempo que la primera temporada, Vergüenza se muestra más certera, concisa, brillante. Humillante.
Jesús y Nuria ya son padres, pero como puedes imaginar, no son los padres que esperaban: son los que necesitábamos.
No será fácil para el espectador tener en mente todo el tiempo que estamos ante una comedia, ya que las situaciones de las historias del nuevo día a día de la pareja sobrepasa el límite de lo permitido y de lo soportable, pero para eso están las terapias de choque. Es de agradecer, te guste o no, que podamos hacer una catarsis de un par de horas a este nivel. Pero como decía antes, cuidado, porque no es una serie para todo el mundo.
Ofenderá, molestará, insultará y, sobre todo, incomodará, porque apunta a todos los órganos vitales del espectador.
KIKO VEGA