Desde su retorno en 2018 con Set De Sang, Vidres A La Sang se ha convertido en una entidad en constante evolución hacia el abismo oscuro desde la emoción. Esta Virtut Del Desencís es otra gran obra de estas leyendas del metal extremo catalán y maestros absolutos del auténtico “negre metall mort”.
Sin necesidad de recurrir a la contundencia en la producción o distorsiones atronadoras paleolíticas, los de Terrassa lo apuestan todo a la emoción lírica y la intensidad de un sonido primigenio y melódico. Grabado, mezclado y masterizado por, la auténtica alma de Vidres A la Sang, Eloi Boucherie en su estudio Farm of Sound, nos ofrecen un trabajo orgánico e intenso. Un disco dividido en seis piezas, a cual de ellas más desgarradora, en las que Boucherie a la voz y la guitarra y sus huestes –Albert Martí a la guitarra, Marcos García al bajo y Jordi Farré a la batería – buscan poner nuestros sentimientos a flor de piel, desde la angustia con destellos de sufrimiento con una interpretación sin artificios y letras excelsas.
Un disco que plasma de forma genuina lo que imaginamos que es La Virtut del Desencís (La Virtud del desencanto) “aquel estado del alma donde habitan los últimos pensamientos de lucidez justo antes de entregarse a la ausencia total de toda esperanza. (…) Hágase de este desencanto la virtud. Hágase la voluntad”. Composiciones largas, de digestión lenta, pero con gusto por la melodía, como en ‘Sempre És Incert’, donde la colaboración con hiperactivo Arnau Tordera de la banda de Osona Obeses con su voz lírica y personal impregna los versos del poeta Miquel Martí i Pol de un dramatismo épico inabordable.
‘L’elegia Dels Innocents’ es una demostración de fuerza con gusto por la progresión al alcance de muy pocas bandas y en la que el trabajo a la batería de Jordi Farré se me antoja excelso -la verdad es que brilla durante todo el disco- y la desesperación emanada por la voz de Eloi Boucherie transmite una angustia vital terrible. El inicio de ‘Capricis De L’atzar’ lo podrían haber firmado los mismísimos Tool, en ‘Records A L’Oblit’ se desmelenan y dan rienda suelta a ese espíritu blacker siempre presente en su trayectoria con un puente y estribillo absolutamente adictivos. La pieza de ‘Llagrimes De Sang’, que se desarrolla lentamente durante más de nueve minutos en los que dominan el desconsuelo y las cotas más emocionantes del disco, una auténtica muestra de orfebrería metálica, sirve de final crepuscular.
En esta segunda etapa, la banda ha ido mostrando un incipiente gusto por lo progresivo y con Virtut del Desencís coronan la evolución buscada desde su vuelta: hacerse únicos, emocionantes e intensos a partes iguales.
JOAN CALDERON