Hay dos cualidades que valoro muchísimo en una banda: la valentía y la honestidad. Los cordobeses Viva Belgrado van sobrados de ambas en Cancionero De Los Cielos, un cuarto disco -editado con su propio sello Fueled By Salmorejo- al que no le falta ni le sobra absolutamente nada.
Con unos cimientos bien asentados sobre el screamo y el post hardcore, Viva Belgrado han ido construyendo un sonido propio que absorbe de manera totalmente orgánica influencias del shoegaze, el indie rock, el pop o el hip hop. Lo que en el anterior Bellavista (2020) sorprendía o chocaba, aquí ya lo hemos asimilado como parte de una inquietud musical que parece no tener fin. En otras bandas quizá nos chirriaría que el trapero Erik Urano apareciera rapeando en ‘Jupiter And Beyond The Infinite’ entre un mar de teclados cósmicos, que ‘El Cristo De Los Faroles’ se sostuviera sobre un ritmo latino, o la preciosa delicadeza con la que moldean ‘Elena Observando La Osa Mayor’, su primer tema sin rastro de guitarras, pero no en ellos. Como tampoco chirría encontrarnos, de nuevo, unas letras que podrían parecer pedantes si no fuera porque son absolutamente genuinas.
Una de las citas más célebres en lo que se refiere a escritura es «escribe sobre lo que conoces», atribuida a Mark Twain, y Cándido Gálvez la cumple a rajatabla desnudándose emocionalmente al mismo tiempo que confronta su afán exhibicionista o su propia vanidad. «Mi mejor enemigo en mi reflejo», canta en la ardiente ‘Gemini’. Mostar esas contradicciones es el precio a pagar de alguien que no tiene miedo en bajar a ‘la mina’ para encontrar una nueva canción que nos rompa el corazón con frases como «Y evitarnos para siempre el hilo en la mejilla en forma de interrogación en la despedida cuando en la puerta de embarque ninguno se atreve a decir ¿Y si no te vuelvo a ver?» en ‘Elena Observando La Osa Mayor’.
Perfectamente secuenciado, Cancionero De Los Cielos nos eleva al espacio exterior y nos sumerge en los pozos del alma. Lo macro a partir de lo micro. Gritos y susurros, descarnadas distorsiones y momentos de calma se alternan en un viaje apasionante que culmina con dos hitazos como ‘Perfect Blue’ y ‘Un Tragaluz’, las canciones más melódicas y accesibles del lote.
Merece la pena mencionar que el tándem formado por Raúl Pérez y Santi García supo capturar todos los sonidos generados en los estudios La Mina de Sevilla para dar el protagonismo adecuado a cada instrumento en el momento preciso para que en ningún momento se rompa el hilo narrativo. El hilo de la vida que une nuestras ambiciones con nuestras limitaciones.
JORDI MEYA