La popularidad de Volbeat, o ‘los Nickleback europeos’, como los llama Jordi Meya, no ha parado de crecer en los últimos años, a pesar de que el efecto sorpresa de sus primeros discos se haya disipado y que en directo sean sosos a más no poder. Sea como sea, parece que el suyo puede ser uno de los discos rock del verano.
Desde luego, Rewind, Replay, Rebound parece más pensado para un potencial nuevo público masivo que en quienes empezaron a seguirles cuando publicaron su debut en 2005. Michael Poulsen y sus compañeros no se han cortado un pelo a la hora de pulir su sonido hasta el punto que la mitad del disco -‘Rewind The Exit’, ‘When We Were Kids’, ‘Cloud 9’, ‘Maybe I Believe’, ‘7:24’- contiene melodías que fácilmente podrían confundirse por las de artistas pop de los 80 tipo Roxette o Bonnie Tyler. Quítale la distorsión a las guitarras y nadie creería que ésta es una banda que en estos momentos está girando con Slipknot.
Como producto comercial no se puede negar que consigue su objetivo, y temas como la inicial ‘Last Day Under The Sun’, ‘The Awakening Of Bonnie Parker’, con un inicio que recuerda a los Van Halen de Sammy Hagar, o los tres minutos trepidantes de ‘Die To Live’, en la que colabora Neil Fallon de Clutch, entran bien el oído.
Evidentemente, Volbeat no son la primera banda de rock que se orienta al pop -tenemos cientos de casos desde Whitesnake a The Offspring pasando por Muse-, así que tampoco vamos a rasgarnos las vestiduras, pero resulta irritante el exceso de reverb en la voz de Poulsen constante en todo el álbum y la reiteración de algunos giros melódicos. Incluso todavía más que intenten hacerse perdonar recurriendo a sus raíces metaleras, como en ‘Cheapside Slogger’ (con un solo de Gary Holt de Exodus y Slayer) o ‘The Everlasting’, o rockabilly, como ‘Pelvis On Fire’, una parodia con Poulsen imitando a Elvis. Ya que te vendes, apechuga.
¿Aceptarán sus antiguos fans su persistencia por ser una banda cada vez más comercial? ¿O ganarán millones de nuevos seguidores gracias a unas canciones descaradamente facilonas? La verdad es que siento verdadera curiosidad por saber cómo acaba esta historia.
DAVID GARCELL