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VOLBEAT – ‘Servant Of The Mind’

Han conseguido que me reconcilie con ellos.

Crítica del disco 'Servant Of The Mind' de Volbeat

Con su último disco Volbeat estuvieron a un paso de que dejaran de interesarme definitivamente. Ya hacía tiempo que sentía que su fórmula era cada vez menos efectiva, y el acercamiento descarado al pop de Rewind, Replay, Rebound, me dejó bastante frío. Sin embargo, dos años después han conseguido que me reconcilie con ellos.

Reconozco que, de entrada, su nuevo álbum me daba mucha pereza, y he necesitado llegar a las vacaciones para tener el ánimo de escucharlo con atención y ponerme a escribir esta reseña. Los dos singles que lanzaron en verano ‘Wait A Minute My Girl’ y ‘Dagen Før’ -también incluidos aquí- me hacían temer que siguieran la línea del anterior, aunque tenía la esperanza de que como habían avanzado en algunas entrevistas su nuevo disco fuera a ser el más heavy en bastante tiempo. Y en parte así ha sido.

A pesar de que los daneses siguen apostando por un sonido excesivamente pulido y radiofónico -algo que provoca que la voz de Michael Poulsen acabe resultando cansina- como mínimo hay que agradecer que hayan vuelto a incorporar riffs y solos de guitarra más metaleros. Seguro que Rob Caggiano ha disfrutado de lo lindo.

El riff de la inicial ‘Temple Of Ekur’ es toda una declaración de intenciones, y en ‘Say No More’, ‘The Devil Rages On’, ‘The Sacred Stones’, ‘Mindlock’ o ‘Lasse’s Birgitta’ se aprecia lo mucho que les siguen gustando Metallica. Naturalmente, la banda no ha renunciado a seguir alimentando a ese público más mainstream que han captado en los últimos años con piezas muy melódicas, pero al menos han introducido algún elemento diferente como ese toque surfero en ‘Step Into Light’ o el final thrasher en ‘Becoming’.

Al final, como en la cocina, se trata de encontrar el equilibrio entre distintos ingredientes, y aunque a veces se les sigue yendo la mano con el azúcar, caso de ‘Heaven’s Descent’, por lo general aquí lo han compensado con más pimienta, y temas como ‘Shotgun Blues’, ‘Return To None’ o la psycobilly ‘Domino’ nos ayudan a recordar por qué Volbeat nos atrajeron en un principio.

DAVID GARCELL