Para conmemorar el 30 aniversario de su multimillonario trabajo homónimo de 1991 (mundialmente conocido como The Black Album), Metallica podrían haber optado por hacer una re-edición como todas las demás. Disco remasterizado y puesto al día, demos varias rescatadas de los archivos, un par de directos de la época y a correr. Eso hubiera sido lo fácil.
Pero los de San Francisco (o más bien su equipo de marketing) han optado por una idea que, si bien no es del todo novedosa, al menos ha servido para que una vez más todos los focos vuelvan a apuntarles durante estos últimos meses. A ellos y a las 53 bandas y artistas que configuran The Metallica Blacklist, el mastodóntico recopilatorio de versiones con el que rinden tributo a una obra que destrozó cuál bola de demolición todos los muros que separaban el metal del mainstream.
Las reglas eran bien simples: cada cual podía escoger entre las 12 canciones del tracklist y adaptarlas a su manera. Teniendo en cuenta que entre los participantes se encontraban desde bandas de rock alternativo, punk, country, pop, jazz, electrónica, rap y hasta reguetón, la cosa prometía. De hecho, hasta se agradece que no hayan seleccionado a formaciones estrictamente metaleras (con las excepciones de Ghost, Volbeat y Corey Taylor… y tampoco son las más extremas que podrían haber elegido), para dar así una visión amplia del impacto que han tenido Metallica más allá de cualquier estilo.
Pero como suele ocurrir en este tipo de lanzamientos, el resultado es de lo más desigual. Los hay que han arriesgado lo mínimo fotocopiando cada canción (Weezer, Royal Blood, White Reaper), quienes le han dado una vuelta por completo al concepto inicial hasta hacerlas casi irreconocibles (Biffy Clyro, Idles, Goodnight, Texas) y los que directamente las han destrozado.
Especialmente dolorosos son los acercamientos de Mexican Institute Of Sound en ‘Sad But True’ (a medio camino entre el rap, los ritmos latinos y la electrónica), el remix pachanguero de Sebastian en ‘Don’t Tread On Else Matters’, o las reinterpretaciones en clave de trap de ‘Wherever I May Roam’ acometidas por J. Balvin y Chase & Status. Por supuesto hay muchas más (las de ‘The Unforgiven’ en su totalidad son para pedir la cadena perpetua a sus autores), pero a no ser que seas acérrimo de alguno de ellos, dudo mucho que llegues a disfrutarlas.
Entre las más sorprendentes por su calidad caben destacar una ‘Sad But True’ que Jason Isbell y St. Vincent trasladan a terrenos más propios del americana y el rock industrial, respectivamente. OFF! y PUP se dedican a punkerizar ‘Holier Than Thou’, mientras que Jon Pardi consigue salvar la papeleta de añadir violines y pedal steel a ‘Wherever I May Roam’ sin perder fuerza.
Igualmente curiosos resultan el metal mongol de The Hu en ‘Through The Never’, el soul de Imelda May en ‘The God That Failed’, la exuberancia jazz de Kamasi Washington en ‘My Friend Of Misery’, o comprobar cómo Rodrigo y Gabriela se bastan únicamente de sus acústicas para hacer justicia a la final ‘The Struggle Within’.
Mención aparte merece ‘Nothing Else Matters’. El corte que definitivamente ayudó en su momento al álbum a vender millones de copias y asentar a Metallica en la cima del mundo cuenta aquí con una docena de revisiones, de las cuales pocas se alejan de la idea original. Y seamos sinceros: tragarte del tirón doce versiones de una de las baladas más trilladas de toda la historia no es algo muy apetecible que digamos.
Tan solo My Morning Jacket se han atrevido a desprenderla de toda su pomposidad para firmar un cover más alegre y lígero. Dentro de lo soporíferas que resultan la mayoría, al menos Miley Cyrus (que va con todo reuniendo un all-star con Chad Smith de Red Hot Chili Peppers, el propio Robert Trujillo y hasta el mismísimo Elton John al piano) y los excesivos 8 minutazos de blues arrastrado de Chris Stapleton le ponen algo de intensidad al asunto.
Es obvio que con sus 4 horas de música separar el grano de toda la paja que contiene The Metallica Blacklist resulta una tarea titánica, solo al alcance de aquellos que dispongan de mucho tiempo libre. Pero independientemente de cuáles sean tus gustos y preferencias, es complicado que no encuentres al menos un par de cortes que te convenzan.
GONZALO PUEBLA