Pues colorín colorado, SZNZ se ha acabado. El pasado 21 de diciembre Weezer publicaban la última entrega de este proyecto en el que han estado enfrascados todo el año, y me alegra decir que ha terminado mejor de lo que empezó, siendo este el EP que más he disfrutado de los cuatro. Y eso que como pasaba con Spring, Summer y Autumn, Winter no acaba de cumplir la premisa que Rivers Cuomo había avanzado a principios de año.
Teóricamente este iba a ser un disco acústico en la línea de Elliott Smith, pero a la hora de la verdad solo la primera parte de ‘Sheraton Commander’ es un claro homenaje a él con esa susurrante voz doblada tan característica, mientras que en el resto domina el sonido Weezer con abundancia de guitarras eléctricas. Eso sí, en conjunto, al menos se ajusta un poco más a lo que uno espera de unos temas inspirados en el invierno gracias a la ternura de ‘I Want A Dog’ o el aire a villancico de ‘Dark Enough To See The Stars’.
Posiblemente lo que más me ha gustado sea que Cuomo ha recuperado un cierto espíritu inocentón y nerd de sus inicios. Por su aparente sencillez y esplendor melódico, tanto ‘I Want A Dog’ como ‘Basketball’ podrían ser perfectamente caras B del Blue Album (lo digo como elogio) y en ‘Dark Enough To See The Stars’ hasta le dan unos soplos a la armónica.
El buen nivel se mantiene también en ‘The One That Got Away’, ‘lambic Pentameter’ y ‘The Deep And Dreamless Sleep’, aunque a estas dos últimas quizá les sobra un poco de barroquismo, una por un duelo de violín un tanto forzado, y la otra por ese crescendo final que no viene mucho a cuento. Al igual que pasaba en los otros EP’s, hay momentos en los que parece que Cuomo haya ido pegando trozos de varias canciones en una de manera un tanto artificial en lugar de haber creado algo que le salga directamente de dentro.
Después de haber publicado 28 temas en los últimos nueve meses -a los que hay sumar los de OK Human y Van Weezer que lanzaron en 2021- sería hora que Weezer se tomasen un largo descanso para recargar pilas, refrescar las ideas y abrirnos el apetito de nuevo, aunque vista la incontinencia de Cuomo, no me extrañaría que los tengamos de vuelta el año que viene con vete a saber qué.
JORDI MEYA