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WEEZER – ‘The Black Album’

¿Por qué, Rivers? ¿Por qué?

«Entré en el recinto, me diste tu CD / me pediste que lo escuchara, que te diera mi opinión / Lo escuché, pero, a la mitad, tuve que quitarlo, tu banda suena como una mierda / Así que vamos, no te enfades conmigo, sólo estoy siendo honesto». Sirva esta estrofa de ‘I’m Just Being Honest’, una de las diez canciones que encontramos en este Black Album, como disclaimer. Así que, Rivers, no te enfades con lo que voy a escribir, sólo estoy siendo honesto.

Habrá quien piense que le estoy cogiendo gusto a esto de despellejar los últimos lanzamientos de Weezer, pero os aseguro que me duele. Quizá sea víctima de un Síndrome de Estocolmo musical, pero sigo queriendo a estos tipos, lo que pasa es que uno no puede negarse a la evidencia de que la banda está pasando por un auténtico bache creativo.
Todo el capital que habían acumulado en los últimos tiempos con dos discos tan buenos como Everything Will Be Alright In The End (2014) y The White Album (2016) se ha ido a la porra en los últimos dos años. Primero fue con el mediocre Pacific Daydream, luego con el insulso Teal Album, y ahora lo rematan con este penoso nuevo trabajo. Un disco que, en principio, nos habían vendido como una obra oscura y experimental, «como unos Beach Boys siniestros», en palabras de Rivers Cuomo, que debía ser el reverso del álbum blanco. Que hubieran fichado a Dave Sitek de TV On The Radio como productor indicaba que la banda estaba dispuesta a agitar su fórmula. La cosa pintaba bien…

Pero todas las expectativas se fueron a la porra a la que empezaron a lanzar adelantos a partir del pasado octubre. Primero llegó ‘Can’t Knock The Hustle’, un tema medio funky con un estribillo en castellano –«Hasta luego, hasta luego, adiós»– y luego ‘Zombie Bastards’, que parece el típico jingle para un anuncio de cerveza con su guitarra acústica y su melodía facilona.

Por desgracia, los malos presagios se confirman a la que escuchas el disco entero. Temas como la discotequera ‘Living In L.A.’, la sosa ‘Piece Of Cake’ o ‘Too Many Thoughts In My Head’, con una letra lamentable en la que rima Mary Poppins con Netflix, insisten en ese pseudo pop modernito que no va a ninguna parte y donde sus compañeros de grupo suenan absolutamente castrados. ‘Just Being Honest’ intenta recuperar a los Weezer de siempre, pero la canción carece de frescura y ‘California Snow’ quiere tirar hacia ese lado experimental, con un envoltorio más electrónico, pero fracasa en el intento.

Siendo generoso, salvaría de la quema la balada pop ‘High As A Kite’, ‘The Prince Who Wanted Everything’, por su cándida base glam y una letra dedicada a Prince, y la cálida ‘Byzantine’, curiosamente escrita a medias con Laura Jane Grace de Against Me!, con un toque latino pop 60’s. En todo caso, un balance demasiado pobre para una banda como Weezer.

La única buena notica de todo esto es que cuanto más palos les caigan, y estoy seguro de que les caerán unos cuantos, más cerca estarán de querer recuperar a sus fans con una nueva vuelta a su sonido clásico. De hecho, Cuomo ya ha anunciado que están trabajando en dos discos nuevos. Uno titulado Van Weezer, lleno de guitarras, y otro, Okay Human, con canciones al piano y orquestaciones grabadas en Abbey Road. Veremos…

JORDI MEYA