De vez en cuando, resulta agradable reencontrase con formaciones a las que tenías perdida la pista desde hace tiempo y comprobar de primera mano cuanto han crecido. Más satisfactorio es todavía cuando ves que el espacio transcurrido desde entonces ha sido bien empleado para dar un salto cualitativo a su propuesta.
Servidor supo de la existencia de Wet Cactus allá por 2018 con su segunda referencia Dust, Hunger & Gloom. En aquel trabajo, el cuarteto cántabro exhibía sin pudor la gran deuda que tenían con el legado de un mito del stoner como Kyuss. Había buenas maneras, pero les faltaba adquirir algo más de personalidad y una mayor concreción en unas canciones ya de por sí densas, como no podía ser de otra forma viniendo de los sonidos desérticos.
Más de un lustro después, los de Suances reaparecen en un momento que se antoja clave dentro de una trayectoria que ya cumple una década de vida. A su fichaje por el sello especializado Electric Valley, hay que sumar su confirmada presencia en una de las citas de referencia dentro del circuito como es el Desertefest londinense del próximo mes de mayo. Con semejante panorámica, había que estar a la altura con un nuevo álbum que justificara esa apuesta. Y eso mismo es lo que esconde Magma Tres.
En primera instancia, hay que apuntar que el grupo ha decidido rebajar considerablemente los pasajes más triposos de anteriores entregas, dando rienda suelta a composiciones más inmediatas. Así pues, ‘Barren Landscape’ y ‘Profound Dream’ nos asaltan mostrando su nueva reformulación, aún sin distanciarse en exceso de sus principales puntos de referencia, ya que las guitarras saturadas de distorsión de la escuela Black Sabbath continúan a la orden del día.
Sin embargo, sí se aprecia una producción con mayor pegada, un trabajo vocal más logrado (especialmente las segundas voces aportan dinamismo al registro de Daniel Pascual, el cual recuerda a un jovenzuelo Ozzy Osbourne), y en definitiva un esfuerzo por empaquetar mucho mejor todo el conjunto. Mismamente, ahí está ‘My Gaze Is Fixed Ahead’, cuya cadencia la hace reunir suficientes números para considerarla como un single en potencia. Incluso en ‘Self Bitten Snake’ se descuelgan con un rabioso trallazo punk para seguir castigando nuestro cuello, solo que a otra velocidad.
Tampoco han dejado del todo aparcado su espíritu aventurero a la hora de adentrarse en terrenos algo más complejos. ‘Mirage’ dibuja pinceladas psicodélicas que, una vez más, deben mucho a la leyenda de Palm Desert que mencionábamos anteriormente, incluso cuando en su recta final se desata una tormenta de fuzz. Igualmente lo atestigua el arranque casi progresivo de ‘Million Tears’ o la larga ‘Solar Prominence’, certificando la nueva dirección tomada en esta ocasión con desarrollos instrumentales bien trazados y unas guitarras que saben compenetrarse en favor del equipo.
Mención aparte merecen los interludios que van apareciendo a lo largo del tracklist formando entre ellos el curioso título de ‘The Long Escape From The Lair Of The Majadero Man And The Arduous Revival Of His Musical Ashes!’. Si bien se trata de piezas instrumentales breves, sirven para que el oyente tome un poco de aire al tiempo que se crea una atmósfera inquietante. Y eso que la outro que concluye la obra se trata de otra punkarrada para acabar por todo lo alto.
No es Magma Tres un disco que vaya a pillar por sorpresa a quienes ya estén más que versados en el amplio espectro sónico que cubre la etiqueta stoner, pero sí que agradará a quienes sencillamente busquen un trabajo de estilo bien facturado. Tras diez años de andadura, Wet Cactus parecen encontrarse en un lugar inmejorable para seguir creciendo. Es hora de aprovecharlo.
GONZALO PUEBLA