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WILCO – ‘Cousin’

Hay buenas intenciones, pero estas se quedan mayoritariamente más en la forma que en el fondo.

Hubo una época (concretamente entre finales de los 2000’s y comienzos de los 2010’s) en la que Wilco se habían ganado la reputación de ser un grupo intocable. Aupados a los altares del rock independiente por la prensa especializada a la que sedujeron con el magistral Yankee Hotel Foxtrot, unos conciertos que rozaban la perfección noche tras noche, y ese aura de banda grande aunque no lo suficientemente masiva que tanto gusta al público que presume de ir siempre a la última en cuanto a tendencias, atreverse a criticar a los de Chicago parecía un sacrilegio. Eran tan rematadamente buenos que hasta daban rabia.

Sin embargo, en la última década la cuadrilla de Jeff Tweddy se ha acomodado en sus bien ganados laureles. Instaurados como una banda veterana que ya ha entregado sus tres o cuatro mejores obras, tal vez no sería justo exigirles algo a la altura de Being There o A Ghost Is Born. Pero desde hace tiempo se nota que han perdido el hambre por ser un nombre relevante dentro del panorama. Su últimas entregas navegan entre lo anodino (Star Wars, Schmilco) y el aprobado con nota (Cruel Country). Ninguna deslumbra como lo hicieran en el pasado.

Anunciado como un retorno a senderos más experimentales, Cousin persiste igualmente en la autocomplacencia que llevan practicando desde el lejano The Whole Love. Hay buenas intenciones, pero estas se quedan mayoritariamente más en la forma que en el fondo. Curiosamente, la ensoñadora ‘Infinite Surprise’ te hace albergar esperanzas de encontrarte con una obra de cierto calado. Su atmósfera se va desarrollando en una especie de sinfonía experimental beatleniana marcada por el ritmo acelerado de las baquetas simulando las manecillas de un reloj mientras el grupo va despertando. Es un inicio prometedor que apenas encuentra replica salvo en algunos momentos.

La elección de Cate Le Bon como productora podría hacer pensar que esta vez Wilco querían agitar ciertos elementos. Es verdad que en ‘Sunlight Ends’, ‘A Bowl And A Pudding’ y ‘Pittsburgh’ les lleva a retomar ciertas texturas que hacía tiempo que no eran frecuentes en su lenguaje. El problema es que una vez más, la banda se conforma con recrear una agradable sensación envolvente y apenas insinuar un par de detalles que se quedan a medio camino por desarrollar. Como si les diese pereza llevar las canciones un paso más allá. Ahí es dónde echo en falta el enorme talento de Nels Cline a la seis cuerdas, a quién Tweedy parece mantener castigado de cara a la pared sin ejecutar ningún solo.

Los mejores instantes llegan cuando aparcan esa pretenciosidad que no les lleva a ninguna parte y se ponen manos a la obra para facturar canciones en el sentido más clásico del término. Incluso funcionando a medio gas, Wilco son una fábrica inagotable de bonitas melodías. Una faceta en la que son maestros contrastados como vuelven a dejar claro por enésima vez en ‘Leeve’, ‘Soldier Child’, el sencillo juego de guitarras de ‘Evicted’, el necesario empuje de la animada ‘Cousin’ y la final ‘Meant To Be’. Esta última es la principal candidata a ser recordada en el futuro próximo gracias a un contagioso ritmo trotón, su espíritu vitalista y unos músicos que se ponen al servicio de un bien común.

A pesar de mostrarse irregular, Cousin podría ser el álbum mejor empaquetado de Wilco en años. Y ese es su mayor problema. Si bien les vale para mantener su media habitual, cada vez están más lejos de la excelencia que un día llegaron a alcanzar. Un nuevo trabajo por su parte siempre será bienvenido, pero sabiendo lo que son todavía capaces de hacer, esto sabe a poco. Es lo que tiene competir contra uno mismo.

GONZALO PUEBLA


FECHA DE LANZAMIENTO: 29/09/2023