Como Wytch Hazel reivindicando el legado de Wishbone Ash, Thin Lizzy o Ashbury a través de superbas composiciones propias, nuestros Witchtower se han encomendado a una cruzada parecida, aunque muchísimo más centrada en la NWOBHM.
No entraré a valorar si Witches’ Domain, su tercer álbum, es mejor o peor que Hammer Of Witches, es algo que imagino va a gustos, pero lo que sí haré es recomendar encarecidamente la atenta escucha de ambos trabajos. Con el debido babero puesto, el irreductible investigador de incunables del periodo más cautivador del heavy metal notará que en esta ocasión, Víctor M. de la Chica, el trovador tras estos temas, ha implementado su paleta de colores con pinceladas hard setenteras aquí y allá, casos de ‘Night Of The Witch’ o ‘Love Potion’. Más allá de estas novedades, lo que a mí me tiene obsesionado es la casi perfecta recreación del particular sonido de esa mítica etapa del heavy británico. Sumo respeto por el bajo, deliciosa presencia suya en la mezcla.
Guitarras livianas que atacan todo lo necesario, pero sin decapitar a lo Painkiller. Impecable gusto por la melodía, con un Víctor que tampoco renuncia al carácter de la working class en el micro, y solos, solos de aquéllos que logran alzarte el ánimo.
Por supuesto, canciones deleitosas como la inmejorable ‘Zugarramurdi (Sorginak!)’, ‘Mrs. Artisson’ o la orgásmica ‘The World Is Upside Down’ van a acabar por derribar las defensas del más purista de los puristas, quien terminará rendido ante las huestes de Jaén.
PAU NAVARRA