Para quienes estamos acostumbrados a seguir las andanzas de Andrew Stockdale, el hecho de que lance un nuevo disco de Wolfmother de forma repentina y sin avisar ya no sorprende. En el pasado llegó a disolver momentáneamente el grupo para publicar su debut en solitario, Keep Moving, que pasó completamente desapercibido.
Poco tiempo después anunció el regreso del combo australiano con un anecdótico New Crown sin apenas promoción. Y tras un Victorious que intentaba encauzar el curso de una trayectoria repleta de bandazos sin sentido, el pasado 31 de diciembre aparecía en las redes Rock ‘N’ Roll Baby. De nuevo con un nulo interés por apoyarlo según mandan los cánones de la industria (el álbum ni tan siquiera se puede encontrar en su cuenta oficial de Spotify), lo que escuchamos aquí da la sensación de ser una colección de descartes de un posible nuevo trabajo.
Esto se deduce por la ausencia de su clásico logo en la portada, lo reducido de la duración (apenas 7 canciones en poco más de 20 minutos), y una producción tan justita que hace pensar que estamos más ante unas demos que un producto realmente acabado. Del single que publicó junto a Chris Cester de Jet hace pocos meses, ni rastro. Lo que quizás dé más rabia de todo es comprobar que aquí hay material que bien merece la pena.
Cortes como ‘Higher’, ‘Spanish Rose’ y ‘Freedom Is Mine’, que hace unos meses aparecieron como singles independientes sin hacer mucho ruido, siguen demostrando que Stockdale maneja a la perfección esos riffs setenteros marca de la casa junto a sus registros agudos. ‘Kick Ass’ cuenta con un teclado en el estribillo que suma algo de variedad aunque no acabe de de brillar. Y en ‘Special Lady’ se adivina un potencial single gracias a una base bailable, un intercambio rápido de guitarrazos y un estribillo tan simplón que engancha a la primera.
Lástima que se trate del enésimo disparo en el pie de unos Wolfmother que se han cargado ellos solitos una carrera tan prometedora como la que se intuía con su primer álbum.
GONZALO PUEBLA
