Si te acabas de enterar ahora mismo de que Wolfmother tienen nuevo disco, no te preocupes. Hasta hace unos días yo también desconocía la existencia de este Rock Out. Fiel a su modus operandi de los últimos años, Andrew Stockdale continúa haciendo lo que le place sin importarle que sus caprichos juegan en su propia contra.
Al igual que varios de sus más recientes lanzamientos (ya sea en solitario o bajo la firma de la banda), el sexto LP del australiano apareció hace tan solo unas semanas sin previo aviso. Ni singles, ni videoclips, ni notas de prensa, ni entrevistas, ni apariciones en late nights de renombre… Como viene siendo ya habitual en él, Stockdale pasa olímpicamente de cualquier acto de promoción convencional.
Según sus propias palabras, el nuevo trabajo ha sido realizado sin discográficas ni managers de por medio. Grabado por Cameron Lockwood, un joven estudiante de apenas 20 años del Instituto SAE en Byron Bay, el disco ha sido distribuido en las plataformas digitales a través de Distrokid, sin necesidad de interminables periodos de espera. Es encomiable que alguien que logró el éxito con su primer álbum hace ya 15 años siga manteniendo una visión DIY respecto al negocio y la industria de la música. Pero viendo que su carera ha ido notablemente a la baja, sorprende el total desinterés de Andrew por intentar volver a situar a Wolfmother en un puesto relevante dentro de la actualidad.
En lo estrictamente musical, y al contrario de la forma en la que se ha presentado, Rock Out no ofrece sorpresa alguna sobre su contenido. A la que escuchas el riff de ‘Fellin Love’, ya sabes lo que te vas a encontrar a lo largo de los siguientes 9 cortes. Guitarras con sabor hard rock 70’s, algún ramalazo heavy y el falsete histriónico de Stockdale haciendo de las suyas. Wolfmother en estado puro, para que nos entendamos.
Lo malo es que la inspiración no está de su parte en todas ellas. Si bien ‘Only Way’, ‘Mantle’ u ‘Outside’ (la cual podría haber sido una buena elección como single) dan la talla, otras como ‘Upload’, ‘Metal & Fire’ o ‘Ego’ parecen escritas con la misma plantilla que lleva usando desde hace años. Falta chispa y más desarrollo. Por no hablar de algunas fusiladas sonrojantes como el riff de ‘Detroit Rock City’ de Kiss en ‘Rock Out’.
A pesar de su brevedad, en la recta final el álbum va disminuyendo en interés debido a su homogeneidad y escasez de dinamismo. Lejos queda la clarividencia que tuvo Andrew en su debut o el infravalorado y siempre reivindicable Cosmic Egg, donde sí fue capaz de crear obras realmente inspiradas y coherentes.
Si algo queda claro es que Stockdale va a seguir haciendo lo que le dé la gana sin importarle lo que los demás piensen o digan. El problema está en si realmente habrá alguien a quien de verdad le interese a estas alturas lo que él tenga que decir.
GONZALO PUEBLA
