Devil Is Fine, el debut de Zeal & Ardor de 2017, sorprendió y cautivó a todo el mundo que lo escuchó por su insólita mezcla de canciones espirituales de esclavos y black metal.
Pero ya en el siguiente, Stranger Fruit de 2018, vimos que aquel cautivador sonido creado por Manuel Gagneux no era una meta en sí misma, sino un reflejo de la inquietud creativa del músico suizo.
Es esa curiosidad la que ha marcado su evolución y la que de nuevo encontramos en su cuarto trabajo. Su título, Greif, en castellano Grifo, hace referencia a esa criatura mitológica, entre un águila gigante y un león, ejemplifica plástica y conceptualmente la fusión de estilos que una vez más nos propone Manuel y su banda, que, a diferencia de entregas pasadas, aquí ha tenido una mayor participación en el resultado final.
Ese gospel primitivo que con el que todavía los asociamos aparece solo en pequeñas pinceladas en ‘Go Home My Friend’, ‘369’ y ‘Hide In Shade’, que casi parece un auto homenaje a su primer disco, pero en el resto, las influencias tienen procedencias muy distintas. Su mayor mérito es que han conseguido que en su universo quepa absolutamente todo, sin que nada chirríe. Pese a que todavía podemos incluirlos dentro del paraguas del metal, la primera parte de ‘Are You The Only One Now?’ tiene mucho de Radiohead y nada de Emperor, y la final ‘To My Ilk’ podría firmarla cualquier cantautor que asociamos a la americana contemporánea.
Desde los silbidos y el riff de la inicial ‘The Bird, The Lion And The Wildkin’, que recuerdan algo al ‘Engel’ de Rammstein, y picoteando de aquí y de allá, Zeal & Ardor te mantienen en vilo constantemente sin que sepas que vas a encontrarte en el siguiente corte: ¿Una voz soul en ‘Fend You Off’? ¿Un amenazante tema industrial en ‘Clawing Out’? ¿Un ritmo sincopado a lo Tool en ‘Kilonova’? En ‘Disease’ y ‘Sugarcoat’ hasta se disfrazan de Queens Of The Stone Age con gracia.
Puede que a cambio de ganar matices y sutileza los Zeal & Ardor actuales no resulten tan inmediatos como en sus inicios, pero, a largo plazo, abrir de esta manera su campo de juego solo puede ser beneficioso para ellos y nosotros.
JORDI MEYA